viernes, 27 de noviembre de 2015

¡SOY CULPABLE!

“En el día Internacional contra la violencia hacia las mujeres”
El día 25 se conmemoró el día Internacional contra la violencia hacia las mujeres y, según los datos oficiales, 564 mujeres han sido asesinadas en España desde 2006 (unas 50 en 2015) y cada año se presentan alrededor de 130.000 denuncias por violencia de género.
A esas cifras escalofriantes, hay que sumar la de las mujeres maltratadas que sufren en silencio la violencia de sus parejas, porque las medidas efectivas no llegan, pese a los discursos y buenas intenciones de los responsables políticos.
Tengo escrito que llegamos tarde, “porque hace años que se debían haber puesto en marcha planes educativos que cortaran de raíz las actitudes violentas de los niños. Porque la educación “en valores” o “de igualdad”, se presenta en los colegios como una actividad alternativa, a la que pocos le dan importancia…
Porque muchos jóvenes, desgraciadamente, se han educado y se educan, viendo a la mujer como inferior y no como igual, como un cuerpo y no como una compañera, como un objeto y no como una persona, una cosa, al fin, de usar y tirar…
Y, mientras tanto, continúa la sangría, la vileza social…, continúan los insultos, los golpes, las vejaciones, los agravios, los desprecios, las violaciones, los asesinatos.
Por eso me declaro culpable, como hombre, por los cobardes que se aprovechan de la debilidad física para seguir golpeando y ultrajando. Me declaro culpable, como ser humano, por esta vergonzosa gangrena, y por no ser capaz de detectar y aislar a los maltratadores de mi entorno.
Y pregunto a los poderes públicos: ¿Cuántos golpes, cuántas muertes tendremos que sufrir (todos, no sólo las mujeres) para cortar esta plaga social?
          Porque ya no valen medias tintas, soluciones a medias, medias verdades: hay que hablar claro, denunciar a los canallas y adoptar medidas urgentes y contundentes”.   © José García

miércoles, 25 de noviembre de 2015

¡SÍ A LA GUERRA!

Un viento de locura recorre el mundo, un aire perverso que nos contagia y nos hace hienas, nos pervierte los sentidos y nos convierte en fieras.
     Qué clase de locura puede hacer que un hombre quiera matar a un semejante, simplemente por ser de otro país, de otra raza o de una creencia religiosa distinta.
     Y en este tiempo de cinturones explosivos y de locura yihadista, resulta que es trasnochado “el pacifismo utópico”, como cuentan, cacarean y vociferan los responsables políticos de partidos diversos en media Europa.
Hoy puede leerse en EL PAÍS, un comentado artículo con esas tesis: “ruboriza la reaparición de los eslóganes ‘No a la guerra’ y ‘No en mi nombre’ (…) El pacifismo utópico es la agarradera convencional de los alcaldes de órbita de Podemos al que se han adherido unos cuantos intelectuales y gentes de la cultura, entre cuyos argumentos sesentayochistas…”
     O sea, que hay que decir que ¡sí a la guerra!, sin más, sin medias tintas, sin pensar que pueden morir miles de inocentes. No hay términos medios para esta gente que no se cuestiona de dónde salen las armas, ni el origen y destino del dinero que compra voluntades, ni quién hace negocio con la guerra. La solución del mundo actual no es otra que la guerra, el lanzamiento de misiles y bombas contra ciudades lejanas, la muerte de soldados y de civiles, de hombres y mujeres, de niños y mayores.
     Por eso, y para que no me llamen “utópico pacifista trasnochado, con argumentos sesentayochistas”, voy a decir que sí: “Sí a la guerra (sin balas ni puñales) contra los miserables que se enriquecen con el asesinato y la muerte de pueblos enteros; sí a la guerra contra los canallas que envían a otros a matar y morir; sí a la guerra contra la pobreza y sí a la guerra decidida contra la ignorancia© JOSÉ GARCÍA