El FMI que preside ese
verdadero ejemplo de austeridad y decencia llamado Lagarde (esa señora que llegó al puesto, que pagamos los ciudadanos
del mundo, subiéndose el sueldo un
11%, para cobrar alrededor de mil euros diarios) acaba de dar un informe sobre
España, en el que se pide
abaratar, todavía más, el despido, una nueva subida del IVA, y
copagos en Sanidad y Educación.
Y es que el FMI, cuya principal ocupación y preocupación es la de que los ricos ganen más dinero cada día, no ha dejado de recomendar que se
bajen los sueldos en España, pero no los de los directivos como ella, sino la de la mayoría de los trabajadores con cuyos salarios,
los redactores del informe no tendrían ni para pagar la comida de sus mascotas.
Hay que recordar que en España, según los datos oficiales, una veintena de personas posee más que lo que ingresa el 20% de los más pobres del país, unos 77.000 millones de euros. Que en
España, los autónomos y asalariados que pagamos más impuestos que los ricos, hemos regalado
unos 40.000 millones de euros a los banqueros. Que en España los políticos, encargados de recortarnos derechos y prestaciones,
cobran salarios elevados, dietas y sobresueldos, mientras nos piden esfuerzo y sacrificio.
Y el FMI no pide que se despida a
banqueros, ni la subida de impuestos directos para que pague más el que más tiene, sino que suba el IVA, un impuesto
injusto que castiga el consumo. No propone medidas para evitar el blanqueo de
capitales, ni la existencia de paraísos fiscales, no: propone que el trabajador medio tenga dificultades para pagar los estudios de sus hijos y que la sanidad no esté al alcance de todos.
Es tal la desvergüenza y la indecencia de este organismo, máximo responsable de la desigualdad de la
mayor parte de los países de la Tierra, en donde casi la mitad de la riqueza está en manos de sólo el uno por ciento de la población, que si algún día desapareciera, el mundo sería un lugar mejor para todos. © José García