Duermen las
ilusiones, en el cajón del olvido.
Ayer quise
recordar, etapas perdidas en el tiempo, de cuando soñaba un hoy distinto al que
vivo, y una voz ajena a mí, me llamó ¡ESTÚPIDO!
Quizá un día
despierte de este sueño y me encuentre en los brazos de todas las mujeres que
he amado, leyendo los libros que nunca he escrito y en paz conmigo mismo, tras
largos años de lucha fratricida.
Quizás mis
cenizas, esparcidas en la tierra, se posen sobre gentes sin futuro y les lleven
un poco de esperanza. Se mezclen con el viento huracanado y confundan la ruta
del soldado.
Quizás
ilusionen a gentes sin esperanza, humillen a poderosos altivos, ayuden a los
perdedores de siempre y maltraten a los torturadores eternos.
Quizás mis cenizas,
esparcidas en la tierra, alienten a gentes sin futuro, supliquen amor a una
joven y ella se sienta mujer por primera vez.
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