Maldito mundo, que permite y fomenta la injusticia.
Malditos gobernantes, que gestionan nuestras vidas como si fuésemos números.
Malditas fronteras, que condicionan la existencia de millones de personas.
Malditos seres humanos, que dejamos que triunfe la maldad.
Malditos todos, por mirar para otro lado...,
y permitir que un niño muera en la misma arena por la que debería corretear su inocencia.
¡Malditos!
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