Cuando era niño sólo sabía que el cáncer era un signo del
zodiaco (el mío), aunque nunca le presté mayor atención, puesta siempre en
otras cosas, otros mundos y contracorriente, especialmente cuando empezó a
salirme barba y me creía el rey de esos otros mundos que sólo existen en la
imaginación de algunos.
Pero empezó a irse gente conocida (¡mucha gente!), de la que
se decía que dejaba este mundo “tras una terrible enfermedad”. Y supe que,
además de un signo del zodiaco al que no le prestaba mayor atención, también
había una “terrible enfermedad” que arrancaba de nuestras vidas a gente que
queríamos.
Y en este día me acuerdo de mucha gente buena que se nos ha
ido, algunos muy recientemente, y me duele esa pérdida y el dolor de sus
familiares, y de sus amigos. Y pienso en los que viven luchando contra ese mal,
agarrándose a la vida (200.000 nuevos casos se detectan cada año en España),
con la esperanza de ganar la batalla, una batalla difícil pero en la que no
están solos, porque cuentan con la Asociación Española Contra el Cáncer y sus
voluntarios, que dan apoyo y esperanza a los enfermos y sus familias.
Por eso, hoy, quiero resaltar ese trabajo incondicional de
los voluntarios y miembros de la AECC: ¡Por ser capaces de iluminar la
oscuridad! © José García
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