domingo, 21 de septiembre de 2014

EN EL DÍA MUNDIAL DEL ALZHEIMER

Me mira y no sabe quién soy, pero dibuja una sonrisa, mientras sus ojos escrutan a su alrededor, desconcertados.
Vuelve a mirar y balbucea unas palabras inconexas, que finjo entender.
Le saludo como si acabara de llegar, y sonríe nuevamente, como si me viese por primera vez y supiese quién soy. Su rostro se ilumina porque se da cuenta que soy alguien muy cercano, muy querido.
Dice que quiere irse a su casa y se levanta, y se vuelve a sentar, y pregunta por su madre.
Un día tiene cien y, al rato, diez años.
Se enfada, se ríe, llora, grita, habla, calla, mira, se sienta, se levanta…
Me mira y parece conocerme y, poco después, no sabe quién es el que le acompaña en sus paseos diarios.

Yo si le conozco: es mi padre y sufre la enfermedad de Alzheimer. 

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